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Hablando y sin palabras

"Dame lo que llevas si no querés que te mate"

No diría que fue una charla pero sí fue lo que me dijo un chico que me detuvo mientras caminaba hacia casa después del trabajo.

Resulta que el taxi me dejó a unas cuadras de mi casa y tuve que caminar por un camino digamos solitario. Debido a las irregularidades de la geografía de mi tierra cuestas y curvas es lo que no falta por ningún lado, iba bajando una de esas cuestesitas y subiendo otra cuando sentí un sonido... era el sonido de una bicicleta en la que iba un chico de algunos 23 años, si no me falla el cálculo. Como se detuvo justo a mi lado para no dejarme continuar mi camino, lo ví desconfiadamente y fue cuando me dijo la pródiga frase del título de éste post.

En eso tomó mi cartera y trató de llevársela, la sujeté con fuerza. El insistió y le dije que podía llevársela pero que me dejara mis documentos. El tipo insistió y no me quedó mas que insistir con mi petición. Me pregunto si llevaba dinero, le dije que si, aunque no era cierto (jeje). Justo cuando trataba de abrirla, pasó un joven en su motocicleta, quien se detuvo a unos metros de nosotros y se dispuso a auxiliarme.

El ladrón tomó la cartera desesperado e intentó huir con ella, lo cual no me quedó mas que evitar y tomarla fuertemente, al fin que terminamos rompiéndola pero quedó en mis manos :P. Como él tenía que tomar su bicicleta no le quedó mas que resignarse e irse; aunque yo ya iba mas lejos... Como tomé la dirección de mi benefactor pero siempre hacia mi casa, solo lo ví sacardo su arma, apuntando hacia el maleante y hacerle un disparo. El cual falló pero espero que le haya servido de lección.

Ya después el joven preocupado por mí se acercó y se aseguró de que estuviera bien y se marchó. Yo ya estaba fuera del sitio solitario y en una área donde había mucha gente algo asustada por el disparo hecho.

Cuando llegué a casa un sentimiento de satisfacción se apoderó de mí, supongo que es extraño pero totalmente innevitable. Para ser sincera, siempre me he sentido protegida contra ese tipo de inconvenientes y el día de hoy/ayer siento que no fue la gran ecepción. El sentimiento de satisfacción continúa y me siento complacida porque aún hay personas que se preocupan por el bienestar de otros y porque el que quizo hace un mal, casi sale herido y quizá peor, ojalá y le haya servido de lección y comprenda que todo el mal que se hace se regresa.

Ahora tendré que llevar mi cartera a la talabartería para que la reparen... qué lata...

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